miércoles, 21 de enero de 2015

¿Por qué es necesario un Desarrollo Sostenible y Humano?


El concepto de Desarrollo Sostenible se definió en la redacción del Informe de la Comisión Bruntland de 1987 como: “el desarrollo que satisface las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones de  satisfacer sus propias necesidades”.

Este concepto hace referencia a los muchos procesos y caminos que existen para lograr ese objetivo, y que tratan de armonizar el crecimiento económico con un desarrollo social con equidad y la protección del medio ambiente en el ámbito mundial. El Desarrollo Sostenible  (DS) no se puede conseguir de forma aislada y  necesita de un enfoque sistémico que observe todos sus elementos y sus interconexiones, ya que los temas de sostenibilidad se hallan todos vinculados. La mejora de la calidad de vida se concreta de forma diferente de un continente a otro y entre los distintos países; no obstante, ningún continente, gobierno, institución o individuo puede por sí solo alcanzar este objetivo dadas las interconexiones y dificultad de los problemas que se plantean y que requieren, a su vez, de un compromiso internacional, colectivo e individual.

El DS abarca tres ámbitos fundamentales que se afectan mutuamente: sociedad, medio ambiente y economía, así como una dimensión subyacente de cultura. Si tenemos en cuenta la definición de desarrollo económico como la capacidad de los países y regiones para crear riqueza con el fin de promover y/o mantener el bienestar económico y social de todos sus habitantes, nos daremos cuenta de que no sólo implica los procesos de generación de riqueza sino también de distribución de la misma y de su consumo responsable. Si sólo medimos el desarrollo económico en términos del PIB conseguido por países o regiones, no estaremos seguros de estar consiguiendo la finalidad última que persigue el desarrollo económico: el bienestar de los ciudadanos, pues un mayor crecimiento económico no se correlaciona necesaria y  simultáneamente con un mayor bienestar de todos los habitantes si no hay una distribución justa de la riqueza generada y un consumo responsable.

Veamos un ejemplo en cuanto a la distribución de la riqueza, según datos del Banco Mundial, el país más rico del mundo, EEUU, participa en un 30% sobre el PIB mundial y sin embargo, 1 de cada 6 habitantes vive por debajo del umbral de pobreza relativa así como el 22% de la población infantil (US Census Bureau). Según datos de las Naciones Unidas, sólo 1% de la población global posee el equivalente al 43% de la riqueza mundial y sólo las 300 personas más ricas del mundo poseen el equivalente a lo que poseen los 3.000 millones de personas más pobres. Estos ejemplos muestran como la generación de riqueza necesita además de unos mecanismos adecuados de distribución para beneficiar al conjunto de la sociedad.

Por otro lado, el desarrollo y el bienestar social están limitados por el nivel tecnológico, los recursos del medio ambiente y la capacidad del medio ambiente para absorber los efectos de la actividad humana. El paradigma anterior, que promovía un crecimiento económico sin límites por el cual todo debía sacrificarse, ha venido a ser substituido por una conciencia de esos límites y la necesidad de crear unas condiciones que hagan posible el bienestar de las actuales generaciones sin comprometer las condiciones de vida de las futuras generaciones. Además, el desarrollo económico actual compromete seriamente la supervivencia misma de la especie humana, como así muestra la huella ecológica.

El uso de los recursos naturales y la producción de contaminación degradan los sistemas que sustentan la vida en el planeta impidiendo que los ciclos naturales y los ecosistemas sean capaces de realizar las funciones vitales que sustentan toda la vida en la Tierra. Tanto el consumo  exacerbado como el uso intensivo de los recursos naturales -sobre todo en los países del Norte- como la cantidad de población, tienen impactos negativos en el medio ambiente.  De acuerdo con los cálculos de Mathis Wackernagel y William Rees (2001), se necesitarían 3 planetas Tierra para mantener a todos los habitantes del planeta si estos vivieran con los mismos estándares de vida que encontramos en EEUU, Canadá o Australia. Además, la huella ecológica nos muestra también que existe un reparto muy desigual según corresponde a la división equitativa de toda la tierra productiva y el mar entre el total de los habitantes del mundo, siendo que unos países consumen mucho más y a expensas de los recursos que deberían ser utilizados por otros países que los necesitan para su propio sustento y desarrollo, y de las mismas futuras generaciones que ya no podrán disfrutar de tales recursos debido a que, al ritmo actual, estamos devorando el capital natural de la Tierra excediendo su capacidad en un 20%.

El Desarrollo Económico Sostenible se define en la  Declaración de las Naciones Unidas sobre el Derecho al Desarrollo adoptada  por la Asamblea General en su resolución 41/128 de 4 de Diciembre de 1986, en su artículo primero, de la siguiente manera:

1. El derecho al desarrollo es un derecho humano inalienable en virtud del cual todo ser humano y todos los pueblos están facultados para participar en un desarrollo económico, social, cultural y político en el que puedan realizarse plenamente todos los derechos humanos y libertades fundamentales, a contribuir a ese desarrollo y a disfrutar de él.

2. El derecho humano al desarrollo implica también la plena realización del derecho de los pueblos a la libre determinación, que incluye, con sujeción a las disposiciones pertinentes de ambos Pactos internacionales de derechos humanos, el ejercicio de su derecho inalienable a la plena soberanía de todas sus riquezas y recursos naturales.

Vemos entonces, que el desarrollo económico sostenible está consagrado como un derecho humano inalienable pero además, nos damos cuenta de que los modelos económicos basados en la acumulación del capital y la explotación de los recursos naturales no son compatibles con el concepto de “desarrollo económico sostenible”, ya que la acumulación de riqueza se sustenta sobre el empobrecimiento de otra parte de la población, la explotación intensiva de los recursos y la inviabilidad para las generaciones futuras de llevar una vida en condiciones aceptables. En virtud de la declaración de la ONU podemos afirmar que todos los estados, organismos y empresas que promueven la implantación de modelos económicos ajenos al desarrollo económico sostenible, cometen una fragante violación de los derechos humanos de las personas y comprometen la misma supervivencia de la especie humana. 

Por todo ello, nos vemos en la necesidad de promover un crecimiento económico y un uso de los recursos naturales a nivel global que tenga muy en cuenta los aspectos medioambientales y sociales a nivel mundial de forma que en el largo plazo no se comprometa ni degrade seriamente la vida en el planeta ni la calidad de la misma.

 

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